Luego todo pasó de repente,
tu dedo en mi espalda dibujo un corazón
y mi mano le respondió bajo tu falda,
caminito al hostal nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola,
y nos dieron las diez y las once,
las doce y la una y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.